miércoles, 16 de septiembre de 2009

Para todo lo demás... te la aguantás


Imagino al señor “tarjetamaestra” ideando el mejor comercial, en su piscina rodeado de mujeres bonitas, buen vino y unos exóticos mariscos. Sonrisa brillante, lentes caros, pulgar arriba haciendo el gesto de “ok”, todo en cámara lenta. Así me figuro el momento de la creación del slogan tan famoso que resalta las cosas que “el dinero no puede comprar”. Imágenes abarrotadas de sentimientos, recuerdos, y algún que otro gesto rayando lo cursi nos permiten contemplar lo afortunados que somos al margen de los codiciados objetos del despilfarro mercantilista.


Yo digo: no es tan así señor tarjetón. Este mes me vi particularmente hundida en una de mis mayores depresiones económicas. Y digo particularmente porque no me caracterizo por tener una gran “cintura financiera”, todo lo contrario. Pero en estos días realmente pude sentir el forzado estreñimiento del bolsillo. Afortunadamente no tengo deudas, y todo lo minuciosamente gastado se derivó a causas nobles para mi y para otros, la cuestión está en que nada de ello se encausó hacia la bien ponderada inversión, nada. Por lo tanto, estaré sin un mango hasta el próximo primer día habil (Nota: léase esta frase como un descargo y no como excusa ante los amigos o demanda de caridad, pero se aceptan propuestas!).

Esta situación por la que me toca atravesar, me ha llevado a pensar en esa famosa publicidad que utiliza retóricamente el uso de una figura opuesta a los intereses del producto: “ el dinero no hace a la felicidad”, cuando en realidad podría decirse: “el dinero no hace a la felicidad, pero nosotros vamos a ser felices si a vos te hace feliz gastar dinero”.
Así que, en contra del mensaje benevolente que nos transmite este ente financiero, decidí hacer una lista de las cosas que suelo hacer, que me gratifican y que tendré que suspender a causa de la falta de dinero.


  • visita al lavadero de ropa. Para la ropa linda , vieron?

  • Cambiar un billete de 10 en un kiosco, y terminar pagando 9 en boludeces

  • Tomar un helado a la salida del trabajo

  • Pasar por el super sin necesidad y comprar cosas innecesarias pero útiles en algún momento...

  • Ir al cine!! Y terminar viendo unas pelitruchas en casa, que de tres, dos se ven mal seguro. (sentate que no veo che!)

  • Pedir comida al delivery que hace empanadas ricas y sanas.

  • Ir a esos locales de chucherías para mujeres, pasar una hora mirando porquerías y llevar dos o tres que seguro se terminarán perdiendo.

  • Tomarme un café por ahí (y mucho menos invitar a alguien)

  • Ponerle una suma decente de crédito a mi celular.

  • Tomarme un remis por 10 cuadras

  • Comprarme un libro o revista, aunque no lo lea por completo.


Y la lista podría seguir, pero a estas las considero el núcleo fundamental para, por ejemplo, no llegar con un terrible mal humor al fin de semana. Estoy segura de que a muchos les sucede lo mismo en este mundo en el que no se puede separar lo material de lo afectivo por completo, en algún momento se juntan para darnos una lección de lo sutil que puede ser el imprevisto capitalismo y lo acostumbrados que estamos a él. Lejos de querer caer en una crítica partidista, puedo asegurar que sí hay muchas cosas que me hacen feliz y no tienen que ver con el dinero, pero al revés de lo que muestra el comercial, las tengo en cuenta mucho más en los momentos de crisis que en la plenitud.

Gracias a todos por su colaboración en esta época, por aflojarme la soga del cuello en todos los sentidos posibles.